jueves, 22 de julio de 2010

Los mil y un dias en el pais de... las mil y una noches (I)



CAPITULO I


Recogió las maletas de la cinta y las puso en uno de los carros; lentamente se dirigió a la puerta de salida, la cruzó e hizo una barrida con la mirada por todo el hall.
Allí estaba él con el cartel con el nombre de "My Lady" alzado sobre su cabeza rapada. Era inconfundible.
En cuanto él la divisó avanzó hacia ella, inclinó la cabeza,, besó la mano que su Ama le tendía y quedamente dijo: "Bienvenida a casa mi Dueña".
- "Hola esclavo, coge mi equipaje y vámonos ya de aquí, estoy cansada."
- "Si mi Ama"



Ella caminaba con paso firme y seguro hacía el aparcamiento... su esclavo, unos pasos atrás la seguía.
Abrió la puerta del vehículo, la ayudó a acomodarse en su interior y cargó el equipaje en el maletero.
A los pocos minutos rodaban rumbo a la casa. Durante el trayecto ella se dedicó a realizar varias llamadas telefónicas; tras finalizar una de ellas le espetó:
- " En cuanto lleguemos quiero que me sirvas un té bien frio, que lleves las maletas a mi dormitorio y te presentes ante mi como es tu deber ¿entendido perro?.
- "Así se hará mi Ama" balbuceó.



Ella sabía que Ryc, su esclavo, estaba nervioso, excitado y emocionado por tenerla, al fin, allí.

No había sido fácil; era mucha la distancia geográfica que los separaba. El ansiaba servirla día y noche, ser su secretario, su cocinero, mayordomo, masajista, su wc, ser todo para ella pero, aún así, a pesar de su deseo, se había vuelto atrás en numerosas ocasiones ya que no acababa de aceptar esa situación.
Ese comportamiento a ella le disgustaba, la relación había sido muy intensa desde el primer momento, él se había entregado totalmente a su dominio, sabía que ella era el Ama que siempre había buscado y ahora, estaba allí, sentada en el asiento posterior. Su sueño empezaba a ser una realidad.


Llegaron a la casa, con dificultad consiguió abrir la puerta, sus manos temblaban y le costó atinar para meter la llave en la cerradura, dejó paso a su Ama.



Ella se dirigió al salón y se sentó en la gran butaca blanca que lo presidía.


Rápidamente Ryc fue a la cocina y al momento le sirvió el té que le había pedido; hecho esto pidió su permiso para ausentarse y una vez concedido se fue volando a llevar el equipaje al dormitorio y se preparó para presentarse, como correspondía, a su Diosa.

No habían transcurrido más que unos pocos minutos cuando, desnudo, con una fusta entre los dientes, con la cabeza inclinada y la mirada baja, se arrodilló ante ella y musitó:
- "Señora, aquí tiene a su siervo"
Ella se incorporó y le ordenó :
- "Acércate"
Poco a poco se aproximó hasta llegar a menos de medio metro y allí, se detuvo.
_" Acércate más, te quiero a un palmo de mis pies".
A cuatro patas siguió acercándose hasta ella y volvió a detenerse. Mmmm, ya notaba el anhelado aroma de su cuerpo... ya casi percibía su calor...
_"Mírame" le ordenó Lady.
Levantó la cabeza y , aquella mirada, aquellos ojos , se clavaron en él como una saeta dejándolo más desnudo de lo que ya estaba.


Lady alargó la mano, cogió la fusta de su boca y señaló con su dedo hacia el suelo ... él cayó postrado a sus pies.
Sus labios besaron delicadamente los zapatos de su Dueña. Lo hacía poco a poco como si quisiera que cada uno de aquellos besos quedara grabado en su memoria.
Lamia las suelas, chupaba su punta, metía el tacón en su boca... aquello era la gloria tan esperada.
_"¡ Quítamelos de una vez perro!" , y al instante, cumplió lo ordenado.
Ella puso uno de sus pies entre sus manos y él, como si de una porcelana se tratara, lo mantuvo entre ellas...lo observaba, rozaba aquella piel tan deseada y ya, sin más preámbulos se dedicó a lamerlos y besarlos con total adoración ante la complacida mirada de Su Señora.

Lady disfrutaba con todos y cada uno de aquellos lametones... su cuerpo se estremecía de placer al sentir aquella lengua húmeda y caliente recorriendo su piel mientras ella jugueteaba con el sexo de su esclavo golpeándolo con la fusta.
No sabía cuánto tiempo había transcurrido pero, apartando sus pies ordenó:
_" ¡ Quieto!"
Dicho esto, se levantó y mientras se dirigía al dormitorio le dijo con voz firme
_" ¡Sígueme!"
A cuatro patas él fue tras ella.


Continuará...

Lady Brishen

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